Fran Álvarez muestra ‘Naturaleza urbana’ en la Sala Círculo Solidario para visibilizar y ayudar a la Asociación de Familiares y Afectados de Esclerosis Múltiple de Burgos
Por A.S.R. (10/04/2018)
Hace ocho años, Fran Álvarez tuvo el primer brote de esclerosis múltiple. Se recuperó pronto y no quiso saber nada más de la enfermedad. La negó y siguió con su vida. Había apostado por el mundo de la realización audiovisual con la creación de la empresa Dafne Cinema. Hace un año y medio, la dolencia reapareció y supo que compartiría su vida con ella para siempre. Pasó de la negación a la aceptación. Y se dirigió a la Asociación de Familiares y Afectados de Esclerosis Múltiple de Burgos (Afaem). Allí le asesoraron tanto y tan bien que ahora quiere devolver todo lo que ha recibido. Y lo hace con la exposición de fotografías Naturaleza urbana, una colección de imágenes que ocupa la Sala Círculo Solidario (plaza de España) hasta el viernes (de 10 a 14 y de 17 a 21 horas).
La enfermedad obligó al director de cortos como Tránsito o Atroz, con más de 40 premios internacionales, a reinventarse. La responsabilidad que suponía tener su propia empresa y ser autónomo se antojaba una carga excesiva, cerró la productora, aprobó una oposición y ahora trabaja para la Administración Pública en Madrid. No rompió con todo. Se volcó en la fotografía como una manera de continuar con el mundo de la imagen, que aún es su pasión, con la que ha obtenido galardones como el de la revista Súper Foto Digital o dos premios del público en concursos temáticos de la comunidad Viewbug.
En Naturaleza urbana se escucha el graznido de la cigüeña que sobrevuela las agujas de la Catedral, cantan el gorrión y el petirrojo, se escucha el zumbido de una avispa flirteando con las flores de lavanda cercanas al Hospital Universitario de Burgos, salta la mantis religiosa en busca de una nueva víctima y acecha la ardilla, observadora, agazapada en las ramas de un árbol.
La naturaleza se desborda exuberante en la exposición y, sin embargo, el autor atrapa estas instantáneas sin salir de la ciudad.
«Me encanta la belleza que tiene la naturaleza y, sobre todo, la urbana, que está tan cerca y muchas veces no nos fijamos. Para mí es inevitable detenerme en estas cosas», apunta Álvarez, que ni ha tenido que coger el coche para hacer estas fotos.
Las obras exhibidas estarán a la venta cuando termine la exposición en la sede de Afaem, en el centro Graciliano Urbaneja, junto al Hospital Militar.
Allí atiende esta asociación a 250 socios, un 75% afectados por esta enfermedad. Su presidente, Juan Ignacio Hortigüela, observa esta propuesta como un granito de arena más para financiar los servicios de rehabilitación, trabajo social, psicología, terapia ocupacional y logopedia que ofrecen a sus usuarios. «Se ha demostrado que, por ejemplo, la fisioterapia es básica para mantenernos activos y mejorar nuestra calidad de vida», anota y advierte que allí también cubren las necesidades de los enfermos por ELA.
Y todo lo hacen a base de mucho esfuerzo. Buscando financiación aquí y allá. Las instituciones se mojan poco. Ninguna colabora, salvo el Ayuntamiento, con el que tienen firmado un convenio. «Y la verdad es que estamos quitando trabajo al Sacyl. Asumimos unos servicios y no estamos recibiendo ningún tipo de ayuda», lamenta el presidente, que tiene entre sus objetivos encontrar un local más amplio porque cada vez llama más gente a sus puertas.
Afaem cumple 20 años y su presencia es un asidero para los diagnosticados. «Es lo más acertado que he hecho nunca. Allí te encuentras con ayuda que te entiende a la primera», reconoce Álvarez, aunque, como la mayoría, se resistió a acudir. «Al principio, somos reacios porque nos da miedo lo que nos podemos encontrar. Es una enfermedad dura y temes ver su realidad, enfrentarte a lo que puede ocurrir o no. A nadie le afecta igual», añade Hortigüela sobre la denominada enfermedad de las mil caras.
Uno de esos rostros tiene que ver con la vista. La asociación pone a disposición del público de la sala unas gafas que le permite experimentar lo que siente una persona que sufre este síntoma. La imagen se emborrona y la sensación de mareo persiste incluso después de quitarse las lentes. Es una manera más de sensibilizar a la sociedad sobre esta dolencia.
Enlace a la fuente: http://www.elcorreodeburgos.com/noticias/cultura/fotografia-sensible-enfermedad-mil-caras_170442.html
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